A la hora de mover un tren, podemos hacerlo con tres tipos de marcha distintas. Es decir, tres formas diferentes de conducir el tren: marcha normal, marcha de maniobras y marcha a la vista.
Marcha normal
Debemos circular a la máxima velocidad permitida, que estará limitada por la infraestructura (por la vía, o sea, las curvas, las rampas y eso), por el material (o sea, por el tipo de tren que llevamos: mercancías, viajeros, Talgo, AVE, locomotora, vagoneta…), por las limitaciones temporales de velocidad (obras, estado de la vía…) o por las órdenes de las señales.
Marcha de maniobras
Es la que usamos cuando estamos haciendo maniobras en las estaciones. Por lo general, 30 km/h si tiramos del tren (o vamos con máquina aislada, es decir, sólo una locomotora) y 20 km/h si vamos empujando al tren (es decir, la locomotora detrás).
Marcha a la vista
La más complicada. Se ordena al maquinista (o éste la aplica por propia iniciativa) cuando es posible que haya algo en la vía que no permita circular. Esta marcha no limita la velocidad, pero obliga a que el maquinista sea capaz de detener el tren ante cualquier obstáculo. No impone un límite de velocidad, ni 5, ni 10, ni 50, ni 80. Podemos ir a la velocidad que queramos, siempre que seamos capaces de detener el tren ante el más mínimo obstáculo. Es la marcha más problemática, porque es difícil cuantificar cuánto exactamente va a tardar en frenar el tren, si voy a ver el obstáculo a tiempo, si cuando éste sea visible voy a ser capaz de frenar a tiempo… Y como el tren es difícil de parar, es mejor ir despacito.
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